El carro ya iba más despacio, San Francisco ya no podía resistir más, porque le dolía mucho el pie. Al llegar a Salamanca San Francisco echaba de menos a los frailes. San Francisco miraba para un lado y veía a San Benito, miraba para el otro veía a otro santo, y pensaba, ahí solo falto yo. El carro se atascó en una piedra y ahora venían perros por la carne.
Felipe
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.