martes, 16 de marzo de 2010

Fray Perico en la guerra. Capítulo 32.- El espantapájaros.

Fray Perico asomó las narices entre los juncos.
Fray Perico no dejaba de rezar:
-San Francisco, una manita.
Fue un tronco negro y nudoso que bajaba por el río, y Fray Perico cuando pudo agarró se agarró al tronco y como pudo se agarró bien.
Cuando llegó al Sendero del Caballo, desembarcó entre unos álamos y unos sáuces.
Se encontró con un hombre inmóvil, que miraba un campo llenos de tomates. Fray Perico le dijo:
-¿Me das unos pocos de tomates?
El hombre no contestó y fray perico le dijo:
-¿Que pasa es usted sordo?
Pero al rato se dio cuenta de que era un horrible espantapájaros. Fray Perico lo cogió y se lo
llevó a su campo melonar y se fue para dentro.
Cuando salió venía vestido con un pantalón de pana, un sombrero roto y una camiseta vieja.
Después Fray Perico se fue por toda la ciudad.
Rocío Cintado Suárez

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