Al final, los gitanos se sentaron a asar patatas. Decidieron ir a buscar a fray Perico, al santo de las barbas y al burro. Así que cogieron un par de melones y fueron camino a Salamanca.
Se pararon en el cerro de los tres Ciruelos y se separaron, cada uno se fue para un lado, el tío Zimborio se quedó vigilando la cabra. Pero la cabra dio un topetazo y se fue corriendo cuesta abajo. Todos los gitanos corrían cuesta abajo de tras de la cabra chillando y gritando.
Cruzaron toda Salamanca. Detrás salieron los franceses corriendo. Llegaron al monte Olivete, a los dementes rompieron los dientes, luego a Santo Tomás y ya no quisieron saber más.
Rocío Alcaide Gómez
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