LA HUIDA
Sono una trompeta y el tío Zimborio entro triulfalmente en la plaza de Santo Tome.
¡Pom, pom, pom! La Tía de la Peineta entro golpeando un enorme pandero.
Las centinelas, asustados, prepararon las armas.
-¡Alto ahí!
-¡Somos los gitanos!
El tío Zimborio colocó un pequeña escalera de tijera en medio de la plaza, dio otro trompetazo,
y la cabra encaramo.
¡Saluda!-grito el tío Zimborio.
El oso bajo la cabeza cuatro veces y los dos lo aplaudieron.
¡Pom, pom, pom! La Tía de la Peineta entro golpeando un enorme pandero.
Las centinelas, asustados, prepararon las armas.
-¡Alto ahí!
-¡Somos los gitanos!
El tío Zimborio colocó un pequeña escalera de tijera en medio de la plaza, dio otro trompetazo,
y la cabra encaramo.
¡Saluda!-grito el tío Zimborio.
El oso bajo la cabeza cuatro veces y los dos lo aplaudieron.
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